¿Qué magia tiene el teatro que logra conmovernos hasta la más íntima fibra? ¿Qué es actuar? ¿Qué vemos al ver teatro?
Tal vez las palabras de Próspero, el protagonista de la Tempestad creado por Shakespeare, cuando se despide de ese mundo de la magia —o del teatro— nos guíen:
Ahora, nuestro juego ha terminado. Estos actores, como les dije, eran sólo
espíritus y se han fundido en el aire, en la levedad del aire; y, al igual que
la ilusoria visión que representaban, las torres que coronan las nubes, los
lujosos palacios, los solemnes templos, el gran globo mismo, sí, con todo lo
que contiene, se disolverán y, como estos desvanecidos pasajes sin cuerpo, no
dejarán rastro. Estamos hechos de la misma materia de los sueños y nuestra
breve vida cierra su círculo con otro sueño.
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