Arte Paleocristiano

El Arte Paleocristiano puede entenderse como una evolución del arte romano tardío. Sin embargo, la religión cristiana insufla un nuevo espíritu al arte y lo carga de símbolos. Esto motivará que este arte sea simple, estilizado, renunciando a la perspectiva y a la profundidad espacial, eliminando las proporciones y las rasgos del cuerpo humano para acentuar los aspectos religiosos. El fondo predomina sobre la forma y la expresividad vence a la estética. 
Al hablar de períodos dentro del arte paleocristiano, los especialistas hacen referencia a dos etapas: la primera alcanza desde el siglo II al 313, fecha del Edicto de Milán en el que se otorga libertad al cristianismo; y la segunda que abarca desde el 313 hasta el siglo VII. El primer momento se caracteriza por la persecución y el recogimiento mientras que durante el segundo el cristiano toma la calle y sus monumentos pueblan todo el espacio. 
Las catacumbas serán la construcción arquitectónica más característica de este primer periodo. Se trataba de cementerios excavados formados por un amplio número de galerías que conducían a amplias cámaras llamadas cubicula. En las paredes de éstas se abrían nichos para los enterramientos, en ocasiones protegidos con arcos de medio punto o arcosolium. Las más famosas están en Roma pero también encontramos catacumbas en Nápoles, Alejandría o Siracusa. 
La arquitectura paleocristiana tras el Edicto de Milán suele subdividirse en dos grupos: el occidental y el oriental. En occidente nos encontramos con la adaptación de la basílica romana en el tipo de iglesia habitual. Se trata de un edificio de planta rectangular, con tres naves separadas por columnas, mientras que en el fondo hallamos un ábside semicircular. La nave central gana en altura a las laterales y se encuentra, habitualmente, cubierta con casetones de madera. La fachada suele tener tantas puertas como galerías y puede existir un nartex o atrio a los pies del templo, lugar habitual para los neófitos. Buenos ejemplos de basílicas pueden ser Santa María la Mayor, San Juan de Letrán, San Pablo o San Lorenzo Extramuros, todas en Roma. El otro gran edificio occidental es el baptisterio; su planta es circular o poligonal, inspirándose en modelos romanos. La pila suele estar en el centro y disponen de galerías bajas, separadas del espacio central por columnas. La circulación de los fieles implica esta disposición arquitectónica. Entre los más importantes baptisterios encontramos los de Constantino y Letrán en Roma o el Mausoleo de Santa Constanza en la misma ciudad o el baptisterio de Ravena. 
En oriente la arquitectura paleocristiana recibirá la influencia del helenismo y del arte mesopotámico. Los templos tienen planta de cruz griega -los brazos tienen la misma longitud- o son octogonales o circulares, al igual que los baptisterios. Las cubiertas más utilizadas serán las bóvedas y las cúpulas sobre pechinas. Buen ejemplo es la iglesia del monasterio de San Simeón el Estilita en Kalat Simán. Estas influencias llegarán a occidente a través del exarcado bizantino de Ravena, un foco oriental en pleno corazón de Italia. En Ravena se levantan el Baptisterio de los Ortodoxos, la tumba de Teodorico y el mausoleo de Gala Placidia. La tumba de Teodorico presenta planta circular con dos pisos, cerrada con una cúpula monolítica de 10 metros de diámetro, conjugando elementos orientales con germánicos. El mausoleo de Gala Placidia tiene planta de cruz griega, siendo la primera construcción occidental que aparece con esta disposición. Su interior se cierra con una cúpula y bóvedas de cañón, decorándose sus paredes con ricos mosaicos. 
La escultura paleocristiana destaca más por su significado y su simbolismo que por sus formas. El lugar donde más muestras escultóricas encontramos serán los sarcófagos. En un primer momento se utilizan figuras paganas con un claro simbolismo cristiano como Psiquis como el alma o Eros simbolizando a Cristo. Posteriormente se incorporan temas propios como el Crismón, el Cordero, el Ancora o el Pez, elementos que simbolizan a Cristo. Algunos sarcófagos son decorados con estrígiles, objeto utilizado por los gladiadores y atletas para quitarse el polvo y la grasa incrustada en su piel. Estaba formado por dos contracurvas por lo que se obtiene una elegante decoración geométrica. Las decoraciones de sarcófagos se pueden dividir en varios grupos: escenas sin interrupción que se suceden a lo largo del friso; escenas o personajes encuadrados por columnas; estrígiles a ambos lados y un medallón central. Las estatuas de bulto redondo son más bien escasas, siendo Jesús el protagonista de las que han subsistido. 
La pintura paleocristiana es bastante escasa, quedando restos de frescos que siguen las técnicas pompeyanas. La temática hace referencias continuas al Cristianismo, pudiendo tratarse de "oraciones representadas", siendo su iconografía totalmente simbólica.

El arte paleocristiano es el nexo de unión entre dos grandes etapas de la cultura y el arte occidental. Nos referimos a la Antigüedad Clásica y a la Edad Media Cristiana.
Para el estudio del arte europeo de la Edad Media es imprescindible realizar un acercamiento al arte paleocristiano pues en él se van a gestar dos manifestaciones artísticas de la importancia del templo basilical y la iconografía narrativa y simbólica del Cristianismo.
De esta última, por ejemplo, sobresale el crismón, que será ampliamente utilizado en periodo romano.
Por tanto, se denomina Arte Paleocristiano al desarrollado en las primeras comunidades cristianas de los siglo II y III hasta la caída del Imperio Romano de Occidente.

El arte paleocristiano se puede dividir en dos grandes periodos:

Periodo de persecución y clandestinidad (siglos II y III),
Periodo del gran arte paleocristiano en tiempos del Cristianismo como religión oficial del Imperio (parte del siglo IV). En esta fase será, por contra, un arte protegido e impulsado por las grandes jerarquías eclesiásticas de la época.

Primer Periodo del Arte Paleocristiano. Siglos II y III
Se desarrolla entre Finales del siglo II y siglo III, años en los que las comunidades cristianas son perseguidas e el Imperio.
Las dos manifestaciones arquitectónicas de este periodo son las Domus Ecclesiae y los Cimeterios (cementerios)








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